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Modelo acusa a exasociado de Harvey Weinstein de violación en demanda

La demanda fue presentada el jueves en la corte del estado de Nueva York por Sara Ziff, quien dice que el presunto asalto por parte de Fabrizio Lombardo, el exjefe de Miramax en Italia, tuvo lugar en 2001 cuando ella tenía 19 años.

Ziff dice que en ese momento era una aspirante a actriz y que había asistido a una proyección privada de una película en Nueva York con Lombardo, que tenía poco más de 40 años. Ella afirma que el asalto ocurrió después en un hotel donde le indicaron que se reuniría con Weinstein para hablar sobre su carrera.

Miramax en ese momento era propiedad de Walt Disney Co, que vendió el estudio de cine a un grupo de inversión en 2010.

La demanda nombra a Weinstein, Miramax y Disney como acusados, alegando que sabían que Lombardo era un «peligro para las mujeres con las que se encontraba en el trabajo», pero no hicieron nada para evitar que la victimizara.

Disney y Miramax no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios el viernes. Lombardo no pudo ser contactado de inmediato para hacer comentarios.

Las acusaciones de que Weinstein agredió sexualmente a modelos y actrices ayudaron a impulsar el movimiento #MeToo que comenzó en 2017. Ha sido condenado por delitos sexuales en Nueva York y California y sentenciado a 39 años de prisión combinados.

Según la demanda de Ziff, Lombardo y Weinstein eran «muy cercanos» y Weinstein fue el padrino de la boda de Lombardo en 2003.

Imran Ansari, abogado de Weinstein, indicó en un correo electrónico el viernes que Weinstein no tenía conocimiento ni control sobre la conducta de Lombardo.

“Como tal, el señor Weinstein niega firmemente que tenga alguna responsabilidad por la supuesta conducta de otro”, explicó Ansari.

Ziff acusa a Lombardo de agresión sexual y violencia de género, y acusa a Weinstein y a las empresas de supervisión negligente. Ella busca daños no especificados por pérdida de ingresos, angustia mental y angustia emocional.

La demanda se presentó en virtud de una ley de Nueva York aprobada el año pasado que crea una ventana de un año para que las víctimas adultas de presuntos abusos sexuales presenten demandas que de otro modo se habrían prohibido porque los casos eran demasiado antiguos.