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Llamadas al 911 revelan angustia durante tiroteo en Kentucky

La policía difundió el miércoles las llamadas desesperadas de testigos para reportar una masacre en un banco de Louisville, incluida la de una mujer que se encontraba en una junta virtual y vio al agresor, así como otra de la madre del perpetrador, quien comentó al operador del número de emergencias 911 que su hijo «tiene un arma de fuego y se dirige» al banco.

«Necesito su ayuda. Nunca ha lastimado a nadie, es un buen muchacho», declaró la mujer, quien se identificó como la madre del agresor. Resultó que, cuando ella efectuó la llamada, el hombre armado ya estaba en el banco. El operador de emergencias le informó a la mujer que estaban entrando otras llamadas sobre la balacera.

No se identificó por su nombre a ninguna de las personas que llamó y también se editó otra información de las llamadas, pero la primera que llegó fue de una mujer que se encontraba en una videollamada dentro del banco. Grita y llora a lo largo de los cuatro minutos que dura la llamada y señala que hay un hombre armado disparando en una sucursal del banco en el centro de la ciudad.

«Lo acabo de ver en una reunión por Teams», señaló. «Teníamos una junta de consejo. Con nuestro equipo comercial».

«Escuchamos varios disparos y todos comenzaron a decir: ‘Oh, Dios mío’, y luego él entró a la sala», agregó.

El empleado bancario Connor Sturgeon, de 25 años, usó un fusil de asalto AR-15 para llevar a cabo el ataque del lunes en el Old National Bank, donde asesinó a cinco compañeros de trabajo mientras transmitía en vivo antes de que la policía lo abatiera. Otras ocho personas resultaron heridas, incluido un policía que recibió un disparo en la cabeza y continúa hospitalizado en condición crítica.

Después de la primera llamada comenzaron a llegar varias más. Una de las personas que llamó dice que se comunica desde el interior del edificio mientras que en el fondo se escuchan numerosos disparos.

«Estoy escondida en un armario», dice la persona del otro lado del teléfono. Informa que varias personas han sido baleadas y da una descripción del tiroteo, señalando que conoce al agresor. «Trabaja con nosotros».

«¿Cuánto tardarán en llegar?», dice susurrando, y el operador le informa que las autoridades ya van en camino y le recomienda que guarde silencio.

Cuando le preguntan de qué tipo de heridas se trataba, la persona que llamó respondió: «No lo sé. Sólo vi mucha sangre».

Otro hombre que se encontraba dentro del banco también se comunicó, les dio a los operadores la dirección y explicó: «Tenemos un tiroteo en marcha dentro del edificio. Hombre blanco. Es un empleado del Old National Bank. Lleguen pronto. Necesitamos a alguien ahora».

Otra llamada fue de un conductor que circulaba por la calle principal, quien reportó haber visto a un hombre hacía unos cinco minutos con un fusil de asalto y un chaleco blindado que merodeaba por el lugar. La persona pregunta si alguien más ha reportado al hombre.

Entonces el operador describe lo que otras personas reportaron sobre la ropa del sospechoso y la persona que llamó lo confirma.

La mujer que se identificó como la madre de Sturgeon pregunta durante su llamada si puede ir al banco, pero el operador le dice que no debería porque «hay una situación en ese lugar en este momento» y «es peligrosa».

«Ya recibieron llamadas de otras personas, ¿entonces ya llegó?», pregunta la madre claramente preocupada.

La difusión del miércoles incluía media hora de conversaciones por radio de un operador de emergencias.

Las llamadas se difundieron horas antes de que cientos de personas se congregaran en el Centro Muhammad Ali en el centro de Louisville el miércoles por la tarde para recordar a las víctimas y permitir que el público rece por las personas lesionadas. El lugar tiene un auditorio al aire libre ubicado a kilómetro y medio (una milla) del lugar del tiroteo del lunes. El alcalde de Louisville, Craig Greenberg, estuvo entre los oradores.

El estado de ánimo en la vigilia fue sombrío, pero hubo vítores a los policías que acudieron a enfrentar al agresor el lunes. Muchos de los asistentes iban vestidos en ropa de trabajo.