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Los organizadores de la convención demócrata están trabajando para lograr un dramático cambio de roles entre Biden y Harris

Después de casi un año de cuidadosa planificación, los organizadores de la Convención Nacional Demócrata están en una carrera frenética para acomodar a un nuevo candidato, un programa rediseñado y un plazo muy ajustado para lograr que todo salga como si este hubiera sido el plan desde el principio.
Ahora que el presidente Joe Biden está fuera de la carrera y la vicepresidenta Kamala Harris busca la nominación del partido, es probable que se produzca un dramático cambio de roles entre ambos ante una audiencia televisada a nivel nacional cuando alrededor de 5.000 delegados, 12.000 voluntarios y 15.000 miembros de los medios se reúnan durante cuatro días en Chicago a partir del 19 de agosto.
Harris espera presentar a su candidato a vicepresidente al país y estar en el centro del escenario para aceptar la nominación de su partido. Biden, que hasta hace unos días pensaba que sería él quien recibiría la nominación, tendrá un papel más periférico y ceremonial, similar al trato que reciben los presidentes en su segundo mandato que están a punto de dejar el cargo.
Aún dará un discurso y será elogiado por sus logros, pero todo ello requerirá un delicado equilibrio político entre el presidente y su número dos.
“Si se trata de una convención de reelección de Biden y Harris, se trata de duplicar el gran logro. El desafío, obviamente, será cómo aprovecharlo, pero también hablar sobre el futuro”, dijo William M. Daley, exjefe de gabinete de la Casa Blanca de Obama cuyo padre y hermano fueron alcaldes de Chicago.
En ocasiones ha habido tensiones, o al menos conflictos con el mensaje y el tono políticos, mientras los vicepresidentes hacen campaña para suceder a un presidente, como en 2000, cuando Bill Clinton estaba en el cargo y Al Gore buscaba la Casa Blanca. Clinton abandonó la convención después de ofrecer un repaso triunfal de sus logros el primer día, pero destacados líderes del partido lo instaron a ceder definitivamente el protagonismo a su vicepresidente en el futuro, citando el escándalo de Monica Lewinsky que provocó el impeachment del presidente.
El entonces senador John Kerry de Massachusetts, que cuatro años más tarde sería el candidato demócrata, dijo de Clinton: “Quizás necesitemos las fauces de la vida para liberarlo de esa cosa, pero tenemos que liberarlo”.
En cuanto a la situación de Biden este año, “hay gente en el partido que hubiera preferido que sucediera algo diferente. La pregunta es si esto puede resumirse en un mensaje de unidad general”, dijo Julia Azari, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Marquette y coautora de un libro sobre la vicepresidencia y los partidos políticos.
